Ciclismo y feminismo es el análisis sobre la influencia del ciclismo en el desarrollo del feminismo. La bicicleta tuvo gran relevancia en diversos ámbitos de la vida de las mujeres[1][2][3] llegando a ser especialmente importante durante la década de 1890, momento en que se desarrolló una auténtica fiebre por la bicicleta en la sociedad europea y estadounidense.[4]
Durante este periodo, la bicicleta contribuyó al movimiento feminista permitiendo a las mujeres una mayor movilidad social.[3][5] Por ejemplo, fue en estos años cuando la feminista Annie Londonderry se convirtió en la primera mujer en realizar un viaje en bicicleta alrededor del mundo.[6][7][8] Por otro lado, debido a su precio y a las diversas formas de financiación que ofrecían las empresas estadounidenses, la bicicleta estaba al alcance de la mayoría de la población.[3] Sin embargo, su impacto fue mucho mayor en mujeres blancas de clase media y alta.[3] Todo ello transformó su papel en la sociedad, pasando de ser relegadas a la esfera privada o doméstica como cuidadoras, esposas y madres a tener una mayor presencia pública y una mayor implicación en la comunidad.[3][9] Todavía en el siglo XXI, montar en bicicleta sigue siendo un tema polémico abordado por las feministas de países como Arabia Saudita e Irán.
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